sábado, 5 de diciembre de 2009

La primera probablemente esté en Palermo, pensando que no es tan divertido que sea sábado y llueva, que sea sábado y haya que trabajar (aún cuando hace ya un rato que los sábados no son tan distintos del resto de los días de la semana).
La segunda, en un pueblo casi perdido de Estados Unidos, quizás tenga algo de ganas de estar un sábado de primavera en Buenos Aires, aunque llueva, aunque no haga tanto calor, aunque la ciudad siga siendo la misma.
La tercera escribe ésto imaginándose a las otras dos y piensa que quizás sea hora de que por acá pase algo.